¿En qué consiste una alimentación saludable?

Día tipo en una «alimentación saludable»…

Nada más levantarse de la cama, un vaso de agua con limón para «depurar el organismo». Para desayunar, 30 gramos de avena con 1 manzana y 20 gramos de frutos secos.

Para almorzar (porque hay que hacer al menos 5 comidas al día) 1 plátano con 20 gramos de crema de cacahuete. ¡Me olvidaba!, al menos 2 litros de agua al día, para no deshidratarnos.

Al llegar a casa, 1 pechuga de pollo con 50 gramos de arroz y ensalada con 1 cuchara de postre de aceite. Para la merienda, 2 galletitas caseras con pasta de dátil y avena.

Esta podría ser la descripción de una alimentación saludable…, o no. Aunque desde el punto de vista nutricional pudiésemos suponer que cumple con muchas de las recomendaciones sobre alimentación saludable, ¿realmente lo es?

Alimentación saludable, más allá de los alimentos

Cuando nos referimos a una dieta equilibrada como fuente de salud parece que el único factor determinante sean los propios alimentos y la selección que hacemos de ellos.

El problema radica en que «somos lo que comemos», pero también somos «cómo comemos», «con quién comemos» y «cómo nos sentimos al comer».

Volviendo al supuesto caso de dieta equilibrada con el que comenzaba esta entrada, podríamos detenernos en varios aspectos que podrían hacer menos saludable esas ingestas.

Control a base de mitos y falsas creencias

Para comenzar, encontramos algunos mitos que llevan tanto tiempo en el imaginario de la población, que han acabado siendo considerados verdades probadas. No, el agua con limón no depura el organismo. El encargado de «depurar el organismo» de las sustancias tóxicas o nocivas es el hígado. Para cumplir con su función no necesita ningún elemento «detox».

Podríamos seguir con el hecho de pesar cada gramo de comida, porque nos encantan las matemáticas y el control. Esto podría ayudar cuando estamos completamente desconectados de nuestras sensaciones de hambre y saciedad. Sin embargo, pesar todos los alimentos puede perpetuar esa desconexión con las necesidades reales de nuestro cuerpo.

Respecto a la ingesta de agua, es cierto que durante años se ha dicho que debíamos beber al menos 2 litros de agua al día. Sin embargo, esta recomendación vuelve a olvidarse de que, salvo situaciones patológicas o edad avanzada, también tenemos un mecanismo fisiológico que nos ayuda a saber cuándo y cuánto beber: la sed. Sólo tenemos que aprender a identificarla.

Por último, las galletas caseras pueden parecer más saludables que cualquier otra galleta (aunque esto no es del todo así), y la comida que podamos tomar en un restaurante puede tener más aceite o sal de la que pondríamos en casa. Pero, ¿tan grave es disfrutar de una cena con buena compañía, por menos saludable nutricionalmente que pueda llegar a ser, si se hace de vez en cuando?

Pero entonces, ¿en qué consiste una alimentación saludable?

Extrayendo la parte positiva del relato inicial, a nivel nutritivo hay muchos elementos que son adecuados. La base de una buena alimentación es la educación nutricional basada en evidencia científica. A partir de ella, podremos tomar decisiones conscientes en nuestro día a día, y darle a nuestro cuerpo los nutrientes que necesita.

Pero como ya hemos comentado, una alimentación saludable engloba más elementos. Si nuestra relación con la comida se basa en el control, las exigencias y las restricciones, deja de ser una fuente de disfrute e intercambio, para convertirse en un suplicio diario. Porque por más que queramos, no vamos a librarnos de tener que comer varias veces al día.

El objetivo debe ser volver a reconectar con las necesidades de nuestro cuerpo, aprendiendo que una alimentación equilibrada puede aportarnos disfrute y placer. Pero teniendo en cuenta que también es posible permitirse puntualmente comidas que son consideradas como menos saludables. Recuerda que lo perfecto es enemigo de lo bueno.

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Como podemos ver en las imágenes, si las elecciones de alimentos suelen ser materias primas como frutas, verduras, legumbres, carnes y pescado, un dulce de vez en cuando no será un problema. Pero del mismo modo, si la mayor parte de la alimentación se basa en productos procesados, «fast food» y dulces, añadir algo de fruta o verdura no lo convertirá en una alimentación saludable.

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